Atrévete a visibilizar y financiar la bondad de otros
Es muy pero muy probable que en el camino del emprendimiento te has encontrado con alguna persona siempre dispuesta a colaborar sin obtener beneficio, esa que genera redes, que habilita el conocimiento y que hace que las cosas pasen. También es probable que no te hubiese interesado mucho más allá quién es, qué hace, cuál es su historia, pero te quedó en la retina que ella o él era "súper motivado", "muy creativo", "bien conectada" y otros calificativos similares.
Ese perfil es muy importante para el ecosistema, son vitales justamente para que se conecten los puntos, para que los relatos llenos de pasión se conecten con los numéricos, para que los polos opuestos se vinculen y generen sinergia, para que esos encuentros entre pares improbables sucedan. Una amiga hablaba siempre de la "promiscuidad emprendedora" refiriéndose a la necesidad de conectar con todos y todas para alimentar tu idea con la de los demás, y viceversa.
¿Y quién es? Los hay de dos tipos: el primer perfil es el que "la hizo", la que vive en un entorno donde el dinero y las preocupaciones por obtenerlo no han sido ni serán tema o, al menos, superaron por mérito propio ese desafío y hoy tienen en gran parte la vida solucionada. Son los bonachones. Los que han sido criados para asistir a los menos afortunados. Los buenos de verdad pero que viven conectados entre ellos y les cuesta mucho salir de esa burbuja.
Pero hay otro perfil igual de importante, que son muchos más que los otros y que pocas veces tiene buen final. Al ser un promedio, "ni chicha ni limonada" en esto de emprender, al no tener una orientación al negocio sino más bien a la orquestación del entorno, entonces se le invisibiliza: aquello que necesito ya lo hace y gratis, entonces no sé me ocurre pensar de qué vive, por lo tanto, desaparece de mi ecuación de redes de negocio. Muchas veces está ahí sin que yo lo pida por lo tanto ni siquiera tengo oportunidad de extrañar a esa persona. Hasta que...
Desaparece. Si. Revisa hacia atrás y te darás cuenta que muchas y muchos de esos orquestadores del emprendimiento y la innovación, esos que hacen que las cosas pasen, de pronto desaparecieron. Y podrías no haberlo notado porque siempre aparece otro. Y otra. Siempre está ese perfil presente, para fortuna nuestra y de miles más. Lo que no ocurre es comprender la MAGNITUD de su importancia.
Ese perfil es colo las abejas: polinizan el ecosistema. Sin ellas ni ellos estamos acabados. Quizá en tu industria, en tu comuna, en tus redes hay una o uno y probablemente "pasan cosas". Pero en otras partes ese perfil no está y eso explica que la ebullición de las ideas, el emprendimiento y la innovación, sea poco y nulo.
Un ejemplo de lo anterior: tras 10 años metido de cabeza en el sector del turismo me convencí que en Chile el turismo es un caso endémico donde existe un plan bien elaborado para matar cualquier abeja polinizadora. Todo orquestador y promotor de la generación de redes es una amenaza para "los mismos de siempre" y ello no cambiará hasta que uno de ellos decida vestirse de abeja y llevar la batuta para que las cosas pasen. Allá ellos. Un caso nefasto y triste.
¿Y qué hacemos? ¿Cómo cuidar ese talento? Tres ideas:
1) Consideremos la alta probabilidad de que esa persona no es buena para los negocios ni sabe ni le nace cobrar por el rol que cumple. Sería interesante entonces preocuparnos en que encuentre una fuente de ingresos que le permita seguir haciendo el tremendo bien que nos genera a todos.
2) ¿Y si lo haces parte de tu equipo? La frialdad muchas veces nos hace creer que cada uno se rasca con sus uñas, que la sonrisa tras la labor de esa persona es símbolo de que "le va bien" y quizá no le va nada bien. Su positivismo le impide pedir pega pero estaría feliz de que se reconociera su capacidad y que tú le ofrecieras que haga lo mismo para o en tu organización.
3) Y si en esa comunidad donde este humano-abeja hace su trabajo de polinización se conversa el tema y se logra el consenso en torno al rol que cumple ¿Por qué no idear una forma de retribuirlo? Pueden armar una comunidad digital, un evento, un modelo donde la misma comunidad se beneficie pero también invierta y, el primer beneficiado de ese monto, sea justamente quien estará a cargo de que las cosas pasen.
Raya para la suma: que no te de lo mismo la realidad de esa persona motivada y dispuesta ayudar que está en tus redes sociales, en el grupo de whatsapp, en la propia empresa y hasta en tu familia. No te dejes engañar por la sonrisa fácil y el servilismo inmediato que desnudan el alma noble de quienes vienen a este mundo a cumplir un rol muchas veces ajeno a los negocios.
¡Visibilízalos! Ayúdalos a que no desaparezcan.